Dr. David Bravo, el usachino tras la startup que creó molécula para aliviar dolores crónicos

Muchos conocemos del éxito que ha tenido NotCo en el ámbito comercial, pero otro usachino está siguiendo sus pasos. Se trata del doctor en neurociencia de nuestra Universidad, David Bravo, CEO de Pannex Therapeutics, una startup tecnológica que se aproxima a dar el salto y transformarse en el gran desarrollo biotecnológico chileno de cara al mercado global.

 

¿Sabías que 800 millones de personas son víctimas de dolor crónico en el mundo? pues bien, esto se ha transformado en un mercado tremendamente lucrativo, pues se ha disparado el uso de fármacos opioides en los Estados Unidos.

Hoy les presentaremos la historia de Pannex Therapeutics y de su CEO, el doctor en neurociencia de nuestra Universidad, David Bravo. Desarrolló usando modelos computacionales una molécula que bloquea el canal Pannexin 1, una proteína responsable del dolor crónico.  Pero, retrocedamos un poco en el tiempo.  Bravo ingresó a la Usach para estudiar obstetricia, y al tercer año sintió que no era su vocación , por ende  se cambió a Kinesiología, esta vez en el ex Pedagógico.

En el segundo año cursó el ramo de neurofisiología, que le abrió el campo de la neurociencia. Desde ese momento declaró que terminando la carrera haría un doctorado en la materia. El destino lo trajo  nuevamente a la Usach.

Tras fotocopiar algunos documentos en el campus de nuestra Universidad se enteró que nuestro Plantel dictaría en marzo de 2011 el postgrado que tanto esperaba. Allí se encontraría con uno de sus grandes mentores, el doctor Luis Constandil.

 

La investigación

Pannexin 1,  una proteína que sobreactiva el sistema nervioso y comunica la información del dolor desde el cuerpo al cerebro, fue el tema de su tesis doctoral.  Luego de egresar, en 2017, se dedicó a investigar cómo neutralizar esta proteína y, de manera autónoma, comenzó a diseñar moléculas que se parecieran a los bloqueadores inespecíficos ya existentes, creando el PNX3, su primer prototipo, pero no tuvo fondos para seguir. Luego se unió a dos empresas brasileñas para aprender a desarrollar nuevos analgésicos, pero lo estafaron, en plena pandemia.

Volvió con lo puesto a Chile, donde paralelamente a su labor como Lab Manager en la Facultad de Química y Biología, cargo que asumió con la ayuda del profesor Constandil,  la aceleradora chilena The Ganesha Lab, lo invitó a participar en un concurso patrocinado por Johnson & Johnson. Quedó entre las 5 empresas seleccionadas y  lo prepararon con mentorías para perfilar su negocio hacia las grandes ligas. Ganó el programa y su premio fue viajar a Estados Unidos  para conocer el ecosistema en Boston.  Sin acceso a resultados prácticos, se dedicó a trabajar en modelos matemáticos computacionales teóricos para mejorar las moléculas que habían dado ciertos resultados.

En agosto de este año, lo contactó la  aceleradora biotech más importante del mundo, IndieBio, en Nueva York. El proyecto tomó otra envergadura y se fue a vivir a Estados Unidos, donde abrió su empresa. Hoy, los compuestos que diseñó están siendo sintetizados. Si tiene buenos resultados, Indiebio le entregará una inversión de dos millones de dólares, unos mil 600 millones de pesos chilenos, pero tiene que ejecutarlo en Nueva York.

Lo que usted está logrando  es el sueño americano que tantos en el mundo persiguen… 

Aunque suene cliché no me motiva el dinero. Aquí en EE.UU, muere una persona  cada 15 minutos por sobredosis de opiodes. Se prescriben como si fuera chocolate y la gente se vuelva adicta, falleciendo por sobredosis. La idea dentro del plan de experimentación, cuando tengamos las moléculas, es profundizar en distintos tipos del dolor, como el dolor por cáncer y demostrar nuestra hipótesis, que las moléculas que bloquean a Pannexin 1  pueden servir para aliviar el dolor por esta grave enfermedad o,  en caso que deban  consumir opiodes, puedan también tomar nuestra pastilla, para que cuando sobrevenga el cuadro y mejoren, no tengan esta segunda ola de problemas relacionados con la adicción.

Su empresa pareciera seguir el camino de NotCo.

Así es. IndieBio aceleró a NotCo y a Protera. Fue justamente Pablo Zamora quien sugirió a algunas de las empresas que tiene incubadas Ganesha Lab.  El camino de NotCo ha sido una inspiración. NotCo vale hoy 1.200 millones de dólares y Protera más de 100 millones. Nosotros vamos en 3.3 millones de dólares, pero mi motivación más grande es pensar que estamos desarrollando analgésicos antiadictivos para salvar vidas. He hecho alianza con varias universidades de los Estados Unidos para hacer las pruebas iniciales en animales y tengo toda la fe en que va a funcionar. Nuestro modelo de negocios es desarrollar el proyecto hasta los estudios clínicos y luego vender el paquete tecnológico a una farmacéutica grande, porque llegar en forma independiente al mercado nos podría tomar al menos siete años y más de 200 millones de dólares. Estamos entusiasmados porque podemos seguir otras líneas. Pannexin está involucrado en epilepsia, en las migrañas y otras. Las potencialidades son enormes. Por eso IndieBio apostó por mi empresa y vale la pena correr el riesgo.



Si miramos hacia atrás, la idea de este emprendimiento surgió en las clases y laboratorios de la Universidad de Santiago, ¿Cómo definiría usted lo que el Plantel le entregó como profesional y persona?

La mejor definición de mi relación con la Usach es que es mi alma mater, literalmente. Yo me identifico con sus valores  por el compromiso social, conocimiento vertido hacia las personas, una visión más amplia que el mero tecnicismo,  la convicción que somos servidores de la ciudadanía y en especial del que más lo necesita. Eso es un motor que me mantiene vinculado a la Usach. Tengo la más profunda gratitud por la Universidad de Santiago, por su gente, por sus académicos y en especial por el Dr. Constandil que ha sido un mentor extraordinario.  Desde los 18 años que estoy en la Universidad, mi alma mater ha sido mi fuente de inspiración y a cuales valores aspirar.

Recientemente el Dr. Bravo se adjudicó un proyecto de startup ciencia de la ANID, por más de 120 millones de pesos para apurar el proceso de investigación de las moléculas cuando estén listas.

 

Autor: 
José Flores
Fotografía: 
Cedida