Vicerrector de Postgrado de la USACH, Dr. Humberto Prado: “Postgrado en Chile: clave para la formación de capital humano avanzado y para el desarrollo”.
Los múltiples y variados desafíos que presenta el siglo XXI impulsan a la academia a mejorar cualitativa y cuantitativamente la formación de capital humano avanzado, elemento clave para que las sociedades específicas y el mundo en su globalidad avancen hacia una mejor calidad de vida y hacia un desarrollo pleno.
Los alcances de la Inteligencia Artificial, la sorpresiva irrupción del Covid-19 o el trascendente cambio climático, por ejemplo, nos demuestran fehacientemente que contar con profesionales altamente capacitados constituye un elemento de inmenso valor para el análisis y respuestas a retos tan grandes como los mencionados, entre muchos otros.
Es por ello que, hace ya varios años, las instituciones de educación superior han ido conformando una amplia y diversa oferta de programas de postgrados (Doctorados, Magísteres Académicos y Magísteres Profesionales), como forma de satisfacer una creciente demanda de formación de vanguardia y excelencia en todo el espectro de problemáticas que impactan al planeta en el día a día.
Estas realidades se han ido transformando en urgencias, lo cual supone no sólo la generación de programas de postgrados de una temática específica, sino que también obligan a considerar en su diseño un amplio ámbito de saberes, para pasar de lo disciplinar a lo inter y multidisciplinar.
De acuerdo con el Servicio de Información de Educación Superior (SIES) -en su Informe de Matrícula en Educación Superior 2023 publicado en junio pasado- del total de programas de postgrado que se imparten en Chile, el 86,4% son Magísteres y el 13,6% son Doctorados. En ese marco, entre 2019 y 2023, la matrícula en Doctorados aumentó 17,5% y la de Magíster en 6,8%.
Estas cifras muestran la relevancia que la formación de capital humano avanzado ha ido cobrando en nuestro país y lo importante que es que las universidades actúen con proactividad frente a estos requerimientos.
Sabido es que el emprender el desafío de un postgrado mejora las credenciales profesionales, con la consecuente mejora en el aspecto laboral y de calidad de vida de quienes egresan de estos programas. Pero más allá de eso, la trascendencia colectiva de esta decisión es que, una vez lograda la titulación, esos profesionales puedan contribuir con propuestas de soluciones en los ámbitos que hoy están demandando las sociedades.
En ese contexto, un tema muy importante sobre el cual estamos poniendo atención es el bajo nivel de inserción laboral de las y los investigadores más allá de la academia, para avanzar a paso firme en acciones y estrategias que logren aumentar la integración de este tipo de especialistas en el sector productivo.
Nuestro país es una de las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con menor número de investigadoras (es), llegando a más de uno por cada mil trabajadoras (es), en circunstancias que el promedio del organismo es 9. Para Finlandia, con una población de 5,5 millones, la cifra es de 16.
Esta situación vuelve clave que progresemos hacia cambios estructurales que fomenten un mayor financiamiento estatal y universitario para investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) y modelos que potencien la inversión del sector privado, con el objetivo de contar con profesionales de primera línea, con habilidades analíticas, para soluciones innovadoras y para tender a ecosistemas sostenibles.
De igual manera, las diversas acciones desarrolladas para contar con más y mejor internacionalización es una contribución a la formación de capital humano avanzado y, en nuestro caso particular, aporta a consolidar la oferta chilena de Doctorados y Magísteres como líder en América Latina, atrayendo a talentos regionales, por medio de postgrados robustos, actualizados en sus respectivas líneas de investigación, y con incentivos y beneficios económicos competitivos.
Por estas razones, la conformación de los diversos programas de postgrado en nuestro país, además de la consabida excelencia académica, debe considerar la pertinencia y relevancia de sus líneas de investigación, para así responder a los desafíos del siglo XXI. Doctorados y Magísteres diseñados sobre esa línea constituyen una contribución clave, para estimular y fortalecer el desarrollo nacional de Chile y de América Latina.
Columna publicada en El Mostrador:
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